miércoles, 30 de abril de 2008

Historias de redención


Domingo 27 de abril. Madrid, Glorieta de Embajadores a las 17:30.

Un sol de justicia me acaricia la espalda mientras espero a una amiga en la parada de metro que conecta con la Ronda de Valencia. Madrid nunca duerme, ni siquiera la siesta. Cruzan la calle todo tipo de personas, razas, sexos, religiones, clases sociales. Un perriflauta me pregunta la hora, está ansioso por encontrarse con su cita, una perriflauta de pelo color rosa. Se la digo, me da las gracias y ella no se hace esperar. Ella su cita, no mi amiga, que se retrasa. Para hacer tiempo, doy vueltas a la glorieta. Y en una de esas vueltas, un mendigo con un chándal rojo del Móstoles F.C. se me acerca y me habla. Me pregunta si puedo ayudarle y al ver que por fin alguien le devuelve la mirada e incluso la palabra, ve el cielo abierto. Quiere ganarse mi confianza. Me pregunta si soy de Madrid, cómo me llamo. No tengo nada que ocultar, se lo digo. Él me dice el suyo y me dice que es de Gijón. Algo ansioso por la inminente llegada de mi amiga, le ofrezco unas monedas que tengo en el bolsillo, lo justo para engañar al hambre aquella tarde con un bocadillo o unas cervezas. Me da las gracias y trata de halagarme: "cuando te he visto me he dado cuenta de que eras una buena persona". Pero no se marcha, no tiene suficiente. Me pide entonces que sea yo el que le compre algo en un bar cercano, que me lo quiere agradecer . Le digo que no puedo, que no tengo tiempo, pero es muy insistente. Finalmente cedo a su petición y nos ponemos en marcha hacia el bar. En una pizarra se lee "Pollos a 6 euros" y me pide que le compre uno. Ya estamos regateando. Y cuando empiezo a dudar e incluso le digo que coja las monedas o me marcho, me cuenta una historia inverosímil, según la cual tiene una casa en Gijón y como no tiene dinero para el billete de tren, no puede volver a su tierra y vive en la calle en Madrid. Una historia que parece contada por Fernando León de Aranoa. La comida es secundaria, lo que quiere es dinero para el billete "Vamos a la estación y me lo compras, no trato de engañarte". Le vuelvo a ofrecer las monedas iniciales, miro el reloj, es cada vez más tarde. Sigue hablando y hablando, y me dice que no puedo dejarle así, que va a tener que hacer alguna tontería porque no puede más. Le pregunto si me está amenazando y me dice que no, pero que le ayude, que le salve, que está desesperado. Que no puede confiar en nadie, que todo el mundo le da la espalda. A esas alturas, no me creo ni una sola palabra de lo que dice, pero es obvio que ha vencido. No puedo irme sin más y dejarle allí, aunque está empezando a incomodarme. Si no quería saber nada, tendría que haber cortado mucho antes. Finalmente le doy el dinero para el dichoso billete y él no se cree lo que está viendo. Su insistencia ha tenido premio. Dejo de pensar en que me está mintiendo, en que quizá el dinero se lo gastará en Dios sabe qué. No me importa. Pienso en cómo debe estar una persona para rebajarse hasta esos límites, y después de un buen rato, yo formo parte de esa historia, por lo que no podía quedar al margen. Me da las gracias y me dice que le he salvado la vida. Le digo que si mañana lo veo por Madrid le llamaré ladrón y mentiroso, pero es obvio que no voy a volver a verle en la vida. Vuelve a darme las gracias y me estrecha su mugrienta mano. "Eres una buena persona, no sabes lo que has hecho". Le digo que aproveche su oportunidad, pero a esas alturas lo que haga con el dinero es lo de menos. Mientras lo veo alejarse con una sonrisa en la cara pienso en lo caprichoso del azar, en que unos acaban arriba y otros abajo, en que dentro de una misma ciudad, a pocos metros quizá, los hay que tienen más de lo que necesitan y otros que no pueden permitirse el lujo de tener pequeñas preocupaciones, es sólo una cuestión de supervivencia; Pienso en eso y en lo afortunado que soy. Pero eso no hace que me sienta mejor.




La experiencia me deja algo aturdido, y me siento extraño el resto del día, como si lo que pasó formara parte de un sueño, o de una mala película. Por la noche, esa sensación se mezcla con los nervios en la Sala Heineken, vísperas del concierto de The Gutter Twins. He seguido la carrera de Greg Dulli desde el principio. La primera vez que escuché "Gentlemen" de Afghan Whigs, era como si alguien pusiera música a mi estado de ánimo en aquellos momentos. Tan impactado quedé entonces que comencé a tomar notas para una futura novela que llevaría por título ese disco; novela por supuesto que nunca fue escrita. Desde entonces, la banda, pero sobre todo Dulli se convirtió en una de "los míos". Porque hay grupos que te gustan y otros que no sólo te gustan, sino que te pertenecen. No importaba que casi nadie supiera quiénes eran. A veces incluso era mejor que fuera así, los sentimientos más íntimos no son para compartir con cualquiera. Aunque nunca ha superado sus mejores discos con los Whigs, Dulli siempre ha mantenido el nivel, con The Twilight Singers, en solitario o en The Gutter Twins.


Nunca he sido tan fan de Mark Lanegan pero "Dust" de The Screaming Trees debe figurar por fuerza entre los mejores discos de los años noventa. Ese grunge condimentado con una psicodelia setentera contiene algunas de mis canciones favoritas de esa época. Jamás los situaría al nivel de Soundgarden, Alice in Chains o incluso Pearl Jam, pero lo cierto es que ellos jugaban en otra liga, no por ello menos interesante. Curiosamente, Lanegan ha aumentado su prestigio tras la disolución de la banda, tanto con sus discos en solitario (algunos me encantan, otros no tanto), como sus múltiples colaboraciones: Soulsavers, Isobel Campbell, Queens of the Stone Age.


En cualquier caso, el contraste que se preveía entre ambos provocaba nerviosismo en la audiencia. Antes de eso, un barbudo que nadie conocía empezó a realizar su espectáculo de hombre orquesta que no todo el mundo entendió y que a mí me resultó muy atractivo, con sus efectos de voz, su versatilidad e incluso su pretenciosidad. Se llama Ed Harcourt, es inglés y personalmente me quedé con ganas de más. Su música, que combinaba momentos intimistas al piano con exhibicionistas (a ratos poeta, a ratos predicador), despertó mi curiosidad. Tendré que investigar.

Y entonces se oyen los primeros acordes de "The stations" y la sala es un hervidero. Salen al escenario los músicos de la banda y dejan el centro del escenario vacío. La gente se inquieta y empieza a gritar. El sonido de la sala es deficiente pero eso no impide que todos estemos excitados. De pronto entran en escena. Es increíble, ahí están, a pocos metros. Reconozco que la imagen resulta muy impactante: Lanegan como un gigante impasible, que a lo largo de todo el concierto tendrá una presencia espectral, pegado a su pie de micro todo el concierto. Sin realizar ningún movimiento, palabra o ademán, sólo una voz grave y rotunda. Y a su lado Greg Dulli, como el maestro de ceremonias, como el tipo que manda allí, dando órdenes a los músicos, a la mesa de mezclas. Fumando, bromeando, actuando como un auténtico frontman.


Suenan los primeros temas de "Saturnalia" y su particular versión de "Live with me" (la de Massive Attack, no la de los Stones), uno de los momentos álgidos de la noche, junto a "Idle hands" donde el público responde a la perfección. Es interesante comprobar el equilibrio entre ambos a la hora de cantar los temas, hay protagonismo para ambos, aunque en el caso de Lanegan se limita a su voz de ultratumba que con las luces, el humo y la música le otorga una presencia casi mítica. Dulli es todo lo contrario: no para de moverse, de salir del escenario, de sentarse al piano, de fumar, de parlotear... La noche y el día.
Quizás lo que más me choca es comprobar que hay más gente que reconoce como suyos a estos tipos. Que esa banda, que parecía comunicarse exclusivamente conmigo, también lo hace con miles de personas en todo el mundo. Esa es quizá la grandeza de la música, pero también en cierto modo la decepción. Ellos no te hablan a tí, o al menos no sólo a tí. Su música te pertenece, sí, pero no eres su único dueño. Un instante mágico, repetido en el tiempo, pierde, en cierto modo, su magia, al igual que un secreto que se extiende.

Mi momento favorito del concierto se produce en "Front street" (canción que cierra "Saturnalia"), en que un Dulli fuera de sí deja su guitarra a un lado y olvida a su compañero y se convierte en la estrella, cantándole a un público rendido a sus pies, con un sentimiento y unas maneras que en ese momento eclipsa a toda la banda. Una hermosa canción con la que concluyó la primera parte de un concierto que luego dió paso al recuerdo de temas anteriores a The Gutter Twins, con guiños incluidos a Screaming Trees y Twilight Singers. Un show que pasó en un suspiro, intenso, oscuro, hermoso, como un acto de contrición. Ninguno de los dos, ni Dulli ni Lanegan, están en el mejor momento creativo de sus carreras, pero al mismo tiempo se nota el peso de la experiencia en sus nuevas canciones. Dulli acabó harto de la música en su momento y se alejó una temporada del mundillo, para volver por auténtica necesidad espiritual. Quizá "Saturnalia" no sea lo mejor que ha hecho, pero es evidente que es lo que él quiere hacer, lo que le sale de sus entrañas en estos momentos. Igual que Lanegan y sus múltiples proyectos; para él el movimiento se demuestra andando, aunque suene paradójico en un tipo tan poco expresivo. Para ambos, en cierto modo, la música es una forma de redención, algo que se pudo comprobar en el concierto del pasado domingo.




A la salida de la sala Heineken vi a la bella Leonor Watling, que había asistido al concierto con uno de los componentes de Marlango. Es la segunda vez en menos de un mes que estoy a pocos metros de ella. Esto tiene que significar algo.

sábado, 26 de abril de 2008

Un hombre sin suerte



A Willie Nile no le conoce ni Dios. No importa que Bruce Springsteen, Lou Reed o Bono hablen maravillas de él. Tampoco importa que haya girado con The Who o con el mismísimo Ringo Starr y su All-Star Band. O que haya compuesto el homenaje más hermoso a su gran amigo Jeff Buckley, la emotiva canción "On the road to Calvary":




Willie Nile es un hombre sin fortuna. Por eso en su gira española ha venido él sólo, sin su banda, y quienes le acompañan son Los Madison, además del guitarrista de Stormy Mondays Jorge Otero. Tipos solventes y amantes del rock que han hecho brillar aún más a este pequeño gran hombre, que cuando saca su faceta de cantautor se acerca a Bob Dylan, y cuando rockea duro es una especie de Kiz Richards americano con toques de E-Street Band y Tom Petty. Un tipo cuyos dos últimos discos se encuentran entre lo mejorcito del género, aunque nadie se haya enterado todavía. Su "Streets of New York" se ha convertido en mi disco de cabecera de las últimas semanas. Como Marah, (del que por cierto es amigo, si es que todo está conectao, incluida la mala suerte) sigue a la espera del boom comercial. A unos les toca y a otros no, parece cosa del destino. O del márketing. Y es que en Willie Nile no hay pose, ni trampa ni cartón. Es feo, bajito y sus canciones no suenan en anuncios de Nike.




En el concierto del pasado miércoles en Madrid, en la sala Moby Dick, Nile optó por su faceta rockera y se esforzó al máximo para dedicar unas palabras en español al respetable. Comenzando por "Welcome to my head" de Streets of New York fue desgranando su repertorio más enérgico, dedicado a su país (Hard times in America), sus amigos (Best Friends Money Can Buy), las víctimas del 11M -Cell Phones Ringing (In The Pockets Of The Dead)- y versiones de Stones (She´s so cold), The Who (Substitute) y Ramones (I wanna be sedated). Todo un show empeñado en que el público, que llenaba la sala, pero es que es una sala pequeña, participara en el espectáculo. El momento más emotivo se produjo durante la mencionada "On the road to Calvary", la única balada de la noche, el único respiro entre canciones que abogan por la fiesta, la rabia o la energía, pertenecientes en su mayoría a sus dos últimos trabajos. Los Madison, banda española que lo acompañaba y que además ejerció de telonero, cumplió su papel con ese sonido tan Springsteeniano y más pasión que técnica. Mención especial a Jorge Otero (un cruce entre el Doctor O Boogie y el Follonero de Buenafuente) que supo estar a la altura de las circunstancias.

Entre el público, gente tan ilustre como ese rockstar español que es Quique González y el mayor fan español de Bob Dylan, según el documental "Las huellas de Dylan", Antonio Iriarte, que formaban parte de una audiencia con una media de edad que superaba con creces la treintena. Si el tipo no sale en la MTV, ¿qué queréis? Al final pude estrecharle la mano, darle las gracias y me firmó, as usual, el cd de "Streets of New York". Misión cumplida.


Y mañana, de nuevo a la capital, para presenciar a otros tipos que tampoco es que sean mucho más afortunados y exitosos. Mark Lanegan quedó a la estela de las famosas bandas del grunge, y Dulli nunca encajó realmente en ninguna escena: demasiado soul para el grunge; demasiado rockero para el soul o el pop. Su nuevo proyecto, The Gutter Twins, difícilmente va a cambiar eso, pero nos brindará a los que los seguimos desde siempre, una oportunidad única para unir dos universos contrarios y comunes a un tiempo.

El rock crepuscular de los Screaming Trees del impertérrito Lanegan:



Y la melancolía y el hedonismo decadente de los Afghan Whigs del hiperactivo Dulli



De la mezcla de ambos, surgen canciones como esta:



Y mientras, uno se pregunta de qué depende el éxito, y por qué a algunos nunca les llega. Willie Nile aún no ha dejado su trabajo de edición en televisión y tardó una eternidad en editar su último disco. Otros sólo necesitan un concurso de talentos para vender millones de copias. Quizás es que tiene que ser así, que el rock de verdad tiene que ser maldito, minoritario, desconocido, para recuperar lo que perdió hace tiempo. Al menos ese es el consuelo romántico para el que queda a la sombra de los grandes.

jueves, 17 de abril de 2008

Marilyn Monroe leyendo a James Joyce



El tiempo pasa deprisa. Tanto, que casi sin darnos cuenta, se ha cumplido un año desde la creación de este blog. Ha sido un año intenso, lleno de emociones: alegrías, penas, viajes, conciertos, películas, canciones, preocupaciones, Bob Dylan, ilusiones, discos, partidos de fútbol, proyectos, enfermedades, libros, copitas, hospitales, encuentros, cómics, desencuentros, series de televisión, velvetinismo, cervecitas y un largo etc.


Si he de ser sincero, no he cumplido los objetivos que me marqué hace un año con LA CADENA. En vez de eso, me he dedicado a hablar de lo que me apetecía en cada momento, sin importarme si le interesaba a alguien más: música, cine, literatura, conciertos, viajes, cómics. Porque lo digo yo. De hecho, no he seguido un orden establecido, y cuando retome episodios pasados como tengo pensado, ni siquiera habrá un orden cronológico. En ocasiones, no ha habido una regularidad lógica en la creación de entradas, hemos pasado de largos períodos de sequía a otros de abundantes precipitaciones. Quizás no sea lo más sensato, ni servirá para que me lea más gente, pero lo prefiero así. No quiero encadenarme a este blog como si fuera una obligación, aunque suene paradójico.




Entre las sorpresas más gratificantes hay que mencionar la participación de Realice, que siempre deja su sello de sensatez, elegancia y buen gusto en cada una de sus entradas. Esperemos que vuelva pronto de su exilio blogero. Queremos leerte más.

Y sobre el futuro, aunque todo puede volar en mil pedazos en cualquier momento, creo que habrá CADENA para rato, con nuevos temas y contenidos, sin prescindir de los habituales, y algún que otro retoque de diseño. Me sigo preguntando si debo incluir más humor en el blog. Quienes me conocen desde hace tiempo quizá se extrañen de tanta "seriedad". La idea inicial era prescindir totalmente de él, sin embargo este año ha habido tímidos ejemplos, casi anecdóticos. Quizás en este año eso cambie, pero lo que tengo claro es que esto no es un blog humorístico.



De hecho, si tuviera que definir el blog con una imagen, bien podría ser Marilyn Monroe leyendo el "Ulises" de James Joyce. Es decir, un mito de Hollywood, supuestamente iletrado y superficial, leyendo una de las obras más densas y complejas de la literatura del siglo XX. Nada es lo que parece. Adiós prejuicios. Todo está conectao.

Por cierto, hoy además cumplo 33 años. Comienza oficialmente mi pasión.



Espero verles a todos y a alguno más dentro de un año.

domingo, 13 de abril de 2008

Cancionero Dylan (1)


Inauguro esta nueva sección con el disco del viejo Bob que más me obsesiona últimamente. Me refiero a "Bringing it all back home" (1965), una maravilla digna de batirse en duelo con "Highway 61 revisited" en un debate que sería más justo que el comentado anteriormente sobre "Blood on the tracks" y "Blonde on Blonde", al formar parte de la misma etapa, sentimiento y circunstancia del genio de Duluth. Pero ese debate lo dejaremos por el momento. Porque hoy vamos a por las canciones, que al fin y al cabo es lo que importa.

Antes de nada, veamos que aparecía en la contraportada de esta obra maestra (cortesía, como las futuras traducciones de canciones de la magistral página web GODDYLAN):


TRAYÉNDOLO TODO A CASA (notas de contraportada)

Estoy aquí observando el desfile/ sintiéndome como una mezcla de sleepy john estes. jayne mansfield. humphrey bogart/ mortimer suerd/ murph the surf y así sucesivamente/ un autoestopista erótico con una manta japonesa atrae mi atención preguntándome si no me vio en el hootennanny aquél de Puerto Vallarta, Méjico/ yo le digo no usted debe haberse equivocado. sucede que soy una de las Supremes / entonces se quita la manta rápidamente y se convierte de pronto en un boticario de mediana edad. candidato a juez de distrito. empieza a gritarme eres tú. eres tú el que está causando todos esos alborotos en vietnam. acto seguido se vuelve hacia un grupo de personas y dice que si saliera elegido, me haría electrocutar públicamente el próximo cuatro de julio. miro a mi alrededor y todas esas personas a quienes habla llevan sopletes/ ni que decir tiene que me largo echando leches y regreso al tranquilo y agradable campo. estoy allí escribiendo ¿QUEEE? en mi pared favorita cuando... quién pasaría en un reactor sino mi ingeniero de grabación “he venido para recogerte a ti y a tus últimas obras de arte. ¿necesitas que te ayude con algo?”(pausa)mis canciones están escritas con el timbal en mente/ un toque de algún color angustioso. innombrable. evidente. y a la gente quizá le guste una dulce cantante brasileña... he renunciado a cualquier intento de alcanzar la perfección/ que la casa blanca esté llena de dirigentes que nunca han estado en el teatro Apolo me sorprende. el porqué Allen Ginsberg no fue llamado a leer poesía en la toma de posesión me confunde/ que alguien piensa que Norman Mailer es más importante que Hank Williams, estupendo, no tengo argumentos que oponer y nunca bebo leche. preferiría modelar portaarmónicas antes que discutir de antropología azteca/ literatura inglesa. o historia de las naciones unidas. yo acepto el caos. no estoy seguro de que él me acepte a mí. sé que hay algunas personas que sienten terror por la bomba. pero hay otras que lo tienen de ser vistas llevando una revista de cine moderno. la experiencia enseña que el silencio es lo que más aterroriza a la gente... estoy convencido de que todas las almas tienen algo superior en qué ocuparse/ como el sistema escolar, un círculo invisible en el que nadie puede tener ideas sin consultar a otro/ a pesar de esto, responsabilidad/ seguridad. el éxito no significa absolutamente nada... no quisiera ser Bach. Mozart. Tolstoi. Joe Hill. Gertrude Stein o James Dean/ están todos muertos. los Grandes libros ya se han escrito. las Grandes frases ya se han dicho/ voy a esbozaros un retrato de lo que de vez en cuando ocurre a vuestro alrededor. aunque la verdad yo mismo tampoco entiendo muy bien lo que ocurre. sé positivamente que mis poemas están escritos en ritmo de apoética distorsión/ divididos en oídos atravesados/ falsas pestañas/ sustraídas por personas que se torturan continuamente unas a otras. con una ronroneante línea melódica de vaciedad descriptiva--visto a veces a través de oscuras gafas de sol y otras formas de explosión química. una canción es cualquier cosa que pueda caminar por sí misma/ me dicen escritor de canciones. un poema es una persona desnuda... algunas personas me dicen poeta y entonces contesto a mi ingeniero de grabación “sí. podría necesitar ayuda para meter esta pared en el avión”.


Escritura automática, surrealismo, poesía beat y temas actuales de entonces como la guerra del Vietnam y el rechazo al presidente vigente, sin obviar la referencia al cine, la literatura, o la música (de varios estilos y épocas), en una máscara que aboga por el presente (no quiere ser un mito del pasado, porque todos los mitos están muertos) en un texto libre, irónico, sobrado y muy del Dylan de los sesenta. Como un intelectual renegando de los falsos intelectuales, como alguien que está por encima de tendencias y actitudes, pero que se sigue viendo como un iluminado.


Y ahora, algunos ejemplos de las joyas que encierra esta obra maestra:

It's Alright Ma (I'm Only Bleeding)






Está bien ma (sólo estoy sangrando)

La oscuridad al romper el mediodía
ensombrece hasta la cuchara de plata
la cuchilla hecha a mano, el globo del niño
eclipsa tanto al sol como a la luna,
sabes demasiado pronto
que no tiene sentido tratar de entenderlo.

Aguzadas amenazas
me engañan con desprecio,
observaciones suicidas se rompen
la boquilla de oro del cuerno hueco del loco
toca palabras baldías
que demuestran advertir
que el que no está ocupado naciendo
está ocupado muriendo.

La página de la tentación
sale volando por la puerta,
la sigues, te encuentras en la guerra,
contemplas cataratas de rugido piadoso,
sientes ganas de quejarte, pero a diferencia de antes
descubres
que sólo serías
una persona más llorando.

Así que no temas si oyes
un sonido extraño en tus oídos,
todo está bien, ma, sólo estoy suspirando.

Mientras algunos anuncian la victoria,
tros la derrota,
razones personales grandes o pequeñas
pueden verse en los ojos
de los que piden
que se haga arrastrar
todo lo que se debería matar,
mientras otros dicen que no odies nada
excepto al odio.

Palabras desilusionadas ladran como balas,
como dioses humanos que apuntan a su blanco,
hicieron de todo, con pistolas de juguete que echan chispas
a Cristos de color carne
que brillan en la oscuridad,
es fácil ver sin mirar muy lejos
que no hay muchas cosas
verdaderamente sagradas.

Mientras predicadores sermonean
destinos perversos,
maestros enseñan
que el conocimiento espera,
poder mandar sobre centenares
de monedas de dólar,
la bondad se esconde tras sus puertas,
pero incluso el Presidentede los Estados Unidos
debe algunas veces
tener que quedarse desnudo.

Y aunque las reglas de la carretera
se hayan formulado,
son sólo juegos de la gente
que tienes que eludir,
de acuerdo ma, puedo hacerlo.


Love minus zero/no limit




Amor bajo cero / sin barreras

Mi amor habla como el silencio
sin ideales ni violencia,
ella no tiene que decir que es fiel
y sin embargo es sincera como hielo,
como fuego;
la gente lleva rosas
y hace promesas en cada momento,
mi amor ríe como las flores,
los Valentines no pueden comprarlo.

En los mercadillos y paradas de autobús
la gente habla de situaciones
lee libros, repite citas
escribe conclusiones en la pared,
algunos hablan del futuro,
mi amor habla quedamente,
ella sabe que no hay éxito como el fracaso
y que el fracaso no es ningún éxito.

La capa y la espada se mecen,
las damas encienden las velas
en las ceremonias de los jinetes,
hasta el peón abriga un rencor;
estatuas hechas de cerillas
se desploman unas contra otras,
mi amor pestañea, no se inmuta,
sabe demasiado para discutir o juzgar.

El puente tiembla a medianoche,
el médico rural divaga,
las sobrinas de los banqueros
buscan la perfección
esperando todos los regalos
que traen los hombres sabios;
el viento aúlla como un martillo,
la noche sopla fría y lluviosa,
mi amor es como un cuervo
con un ala rota en mi ventana.



Gates of Eden



Las puertas del Edén

De guerra y paz la verdad se enrosca
desliza su falso toque de queda
sobre el bosque de nubes cuadrúpedo
el ángel vaquero cabalga
con su vela encendida en el sol
aunque su resplandor
está encerado de negro
todo excepto bajo los árboles del Edén.

La farola se yergue con los brazos cruzados
sus garfios de acero plantados
para reprimir guaridas inferiores
donde gimen niños
aunque sombrea la insignia de metal
todo, todo puede simplemente caer
con un golpe estrepitoso pero sin sentido
ningún sonido sale jamás
de las puertas del Edén

El salvaje soldado hunde su cabeza
en la arena y luego se lamenta
ante el cazador descalzo
que ha quedado sordo
aunque aún permanece
sobre la playa donde los perros ladran
a los barcos de velas tatuadas
con rumbo a las puertas del Edén.

Con la aguja de una brújula
oxidada por el tiempo
Aladino y su lámpara
se sienta con utópicos monjes eremitas
a horcajadas en el Becerro de Oro
y en sus promesas de paraíso
no oirás una sola risa
todo excepto tras las puertas del Edén.

Relaciones de propiedad
murmuran por los rincones
a los condenados a actuar en consecuencia
y a esperar a los sucesivos reyes
y yo intento armonizar con canciones
que canta el gorrión solitario
no hay reyes tras las puertas del Edén

La Madona negra de la motocicleta
reina gitana sobre dos ruedas
y su fantasma tachonado en plata obligan
a gritar al enano de la franela gris
mientras se lamenta de las malvadas aves de rapiña
que picotean las migajas de sus pecados
y no hay pecados tras las puertas del Edén.

Los reinos de la experiencia
se pudren en los vientos preciosos
mientras los miserables cambian posesiones
deseando cada uno lo que tiene el otro
y la princesa y el príncipe discuten
lo que es real y lo que no lo es
eso no importa tras las puertas del Edén.

El sol extranjero bizquea sobre
un lecho que nunca es el mío
mientras amigos y otros extraños
tratan de renunciar a sus destinos
dejando a los hombres entera
y totalmente libres
para hacer lo que deseen salvo morir
y no hay juicios tras las puertas del Edén.

Al amanecer mi amor viene a mí
y me habla de sus sueños
sin querer que su mirada traspase
el abismo de lo que uno significa
a veces pienso que no hay palabras
salvo las que dicen la verdad
y no hay verdades
fuera de las puertas del Edén.

It's All Over Now Baby Blue



Y todo se acabó ya, Chica Triste

Debes macharte ahora,
coge lo que necesites
y creas que perdurará,
pero sea lo que sea lo que quieras guardar,
más vale que lo agarres pronto.
Allá está tu huérfano con su fusil,
llorando como un fuego en el sol,
cuidado, los santos están llegando
y todo se acabó ya, Chica Triste.

La carretera es para los jugadores,
más te vale ser prudente,
coge lo que por azar hayas reunido,
el pintor de manos vacías de tus calles
dibuja formas sin sentido en tus sábanas,
el cielo también se pliega bajo tus pies
y todo se acabó ya, Chica Triste.

Todos tus marineros mareados
reman hacia casa,
tu ejército de manos vacías, sí,
se marcha a casa,
tu amante que acaba de salir por la puerta
ha recogido todas sus mantas del suelo,
hasta la alfombra se mueve de tus pies
y todo se acabó ya, Chica Triste.

Deja atrás tus escalones,
hay algo que te llama,
olvida los muertos que has dejado,
ellos no te seguirán,
el vagabundo que está llamando a tu puerta
tiene puestas las ropas
que tú llevaste una vez,
enciende una cerilla, empieza de nuevo
y todo se acabó ya, Chica Triste.


Como ven, canciones que siguen la tónica de las notas de la contraportada: ingenio, denuncia, poesía beat, poderosas imágenes, desencanto, crítica, surrealismo... Ginsberg, Kerouac, Rimbaud y algunas de las mejores canciones del siglo XX.

Micah P. Hinson en directo


Acabo de volver de la sala Q en el Polígono Calonge con la sensación de haber presenciado algo grande. Porque sí, era un concierto más, de un cantautor de Texas, de insultante juventud y maneras de viejo zorro. Un tipo con la voz grave que a veces suena a Johnny Cash y otras veces a los Pixies; que es capaz de pasar del bluegrass al rock alternativo con absoluta naturalidad y que sobre todo muestra una versatilidad como pocas veces he visto sobre un escenario.

Me refiero a Micah P. Hinson. Conocía su música, soy fan de "Micah P. Hinson and the opera circuit", y esperaba un concierto de folk&rock más o menos intimista. Con esa tristeza que desprenden sus canciones, que nadie diría que pertenecen un tipo que no llega a la treintena. Pero es que el tipo realmente ha vivido lo suyo (excesos de drogas, alcohol y cárcel incluidos). Con esa desnudez y esa fragilidad que parece que la canción fuera a romperse en mil pedazos de un momento a otro. Y lo cierto es que parte de eso lo hemos visto, sobre todo cuando cogía la guitarra acústica y llenaba la sala con su vozarrón con canciones como "Seems almost possible". Tampoco me ha sorprendido la calidad de sus músicos acompañantes, tanto el bajista (con bajo Hofner, eso es tener clase) que tambíén hacía las veces de teclista, como el batería que a su vez tocaba el banjo y el lap steel. Tipos vestidos de manera elegante, como el propio Micah, con traje oscuro y corbata, como las antiguas bandas de rock. Y sobre todo, grandes intérpretes y muy bien compenetrados, capaces de entenderse con una mirada.

Todo eso lo esperaba. Lo que me ha sorprendido es la intensidad en los momentos en que Micah cogía la guitarra eléctrica y sacaba toda su ira. No sólo por el contraste con las partes más lentas de la canción (en las que además era su voz al micro únicamente) sino sobre todo por lo sobresaliente. Aquello no tenía nada de punk, ese tipo sabe tocar. Y berrear como poseído por el diablo, y encender a un público gafapasta acostumbrado a la música acústica para pseudointelectuales. Tanta intensidad (en algunos momentos, trallazos cercanos al heavy metal) que un tipo delante nuestro se desmayó. Ese es su toque de distinción, sus deportivas contrastando con su traje.

Y es sorprendente además porque todo su discurso tiene coherencia. No deja de sonar auténtico, americano e incluso texano cuando aumenta la intensidad, en realidad es lo que lo hace vigente, novedoso, original, sin dejar de sonar a la música americana de raíces de toda la vida. Es fiel y es bastardo, es de los 40 y 50 pero también de los 90. Tiene su propio estilo. Y eso, en un tipo tan joven y con tan poco trayecto recorrido es sorprendente.

Suele mosquearme la unanimidad en los elogios a un artista, porque suelen ser desproporcionados, sobre todo si parten de revistas de "tendencias". Sin embargo, ante Micah tengo que reconocerlo y quitarme el sombrero, porque tiene hasta buen humor. En un momento del concierto invitó a su reciente esposa a que subiera al escenario (ella no quería, pero no tuvo más remedio) y sentada en un lateral, Micah le cantó una canción de amor. Es una mujer sorprendente, dijo cuando ella bajó del escenario, más azorada que perezosa.

Para quienes le conocéis, deciros que tocó éxitos como "Beneath the rose", "Diggin a grave" en clave surf y otros temas como "It´s been so long" o "You´re only lonely" y la tónica fue la mezcla entre lo acústico (empieza y acaba el concierto él sólo con su guitarra) y lo eléctrico; la calma y la tormenta, incluso dentro de una misma canción. Toda una lección de personalidad y saber hacer en un día extraño como un sábado de feria. Y sin dejar de fumar durante más de dos horas de actuación.

Ah, por cierto, tiene gracia además que Micah se parezca mucho a un antiguo compañero de instituto, Ramón Montesión. Si es que todo está conectao.

martes, 8 de abril de 2008

NEWS: Bob Dylan gana un premio Pulitzer


Bob Dylan recibió ayer el premio Pulitzer otorgado por la Universidad de Columbia"por su profundo impacto en la música y la cultura popular americana, gracias al poder poético de sus composiciones". Aunque anteriormente lo han recibido otros músicos como John Coltrane o George Gershwin, es la primera vez que lo recibe un músico de rock. Los organizadores han explicado que con este reconocimiento entienden realizar una "exploración a la entera gama de la excelencia musical estadounidense".

Dotado de 10.000 dólares, los Pulitzer están considerados como los premios de mayor reconocimiento en prensa escrita, literatura y música en Estados Unidos. Quizá sea un primer paso para el tan ansiado Premio Nobel de Literatura, que de momento se le resiste al viejo Bob.

Y no sólo eso. Además, Dylan es el inventor del karaoke:

miércoles, 2 de abril de 2008

Cuando te hagas mayor te olvidarás de mí


Película: Beautiful girls (1996)

Sinopsis: Willie Conway, un joven de 29 años, regresa a su hogar en la pequeña localidad de Jnight's Ridge (Nueva Inglaterra) para una reunión de antiguos alumnos del instituto. Todo en su vida actual es resbaladizo, tanto su futuro profesional en las ventas, que le obligará a renunciar a su deseo de ser pianista, como la relación con su novia, Tracy. Willie empieza a notar que la juventud, esa en la que convivió con sus amigos del pueblo, se le está escapando de las manos.
Escena: Willie se encuentra con su vecinita Marty, de 13 años, que se encuentra patinando sobre hielo. Tras una conversación en la que Willie le pide su opinión sobre sus dilemas existenciales, Marty decide que Willie desde ese momento es su novio y él cae rendido ante los encantos de una Natalie Portman que nunca superó esta interpretación. Como ella dice, él sólo tendrá que esperar cinco años para que puedan ser pareja. Willie le responde que cuando se haga mayor, se olvidará de él, de la misma manera que Christopher se olvida de Winnie the Pooh cuando deja de ser niño. Aguafiestas.


Tierna, romántica y crepuscular, "Beautiful Girls" pertenece a ese subgenéro de films de reencuentros de amigos (como la propia "Reencuentro" o "Diner"), en la que un grupo de personas vuelven a verse después de mucho tiempo, realizan balance de sus vidas y comprueban como el paso del tiempo es inexorable y nos alcanza a todos, a pesar de que nos empeñemos en dejar de crecer. El film de Ted Demme destaca sobre todo por una impresionante Natalie Portman que se come la pantalla y que nunca estuvo tan dulce y hermosa como en las escenas que comparte con Hutton. Siento no tener el texto original del vídeo, pero se hacen una idea: el confuso treintañero buscando respuestas vitales en una despierta adolescente de la que inevitablemente se enamora (como todos nosotros), con la certeza de que es sólo un espejismo. Ojalá fuera todo tan sencillo como patinar sobre hielo.

Y como todo está conectado, Greg Dulli y sus Afghan Whigs actúan en la película, interpretando la versión de "Can't get enough of your love" de Barry White. Mucho groove.



Pronto, más Dylanmanía.