La gira española de Bob Dylan ha sido mi acontecimiento musical del año. Desde que fuera abducido hace unos meses por la discografía del bardo de Duluth, una de mis mayores ilusiones era volver a ver en directo al norteamericano vivo más importante del mundo. Guardaba lejanos en mi memoria los recuerdos del concierto de Córdoba de 2004, esos en los que se fundía la melodía monocorde del judío con un repertorio tan impresionante como difícil de reconocer, el flamenquín del año 2000 o Eva Amaral plagiando a George Harrison. Había que renovar esos momentos de Bob a la pianola, esa imagen de predicador de película del oeste, con el gesto adusto y la presencia mítica, esa elegante banda compenetrada con la imprevisibilidad del genio de Minnesota. Qué mejor manera que asistir a los dos conciertos andaluces, que me aportaron emociones distintas pero la misma sensación: no hay nadie como él.
Recinto Ferial de IFEJA, Jaén. 5 de Julio de 2008Un terrible fotomontaje de photoshop que parece diseñado por una alumna de Primaria que hubiera ganado el concurso del colegio nos muestra la fusión perfecta de un Dylan coloreado y los olivos de Jaén. Se trata de un cartel que presenta la fiesta del aceite con denominación de origen, una hábil iniciativa del ayuntamiento. Uno pensaba que el viejo Bob había venido a España a concienciar sobre el agua, pero ya se sabe que una vez puestos, uno promociona el aceite, a Obama o lo que haga falta. Lástima que no haya tocado en Utrera. Me hubiera gustado probar mostachones con la cara de Dylan.
Un largo viaje en tren me dejó a eso de las cuatro y media en una calurosa Jaén, una ciudad envidiosa de la belleza de Úbeda y Baeza. Tras un rápido acomodo en hotel y un breve refrigerio preguntamos por el recinto ferial, que según el mapa no parece estar demasiado lejos de donde nos encontramos. "Pueden coger un autobús, porque está a unos tres kilómetros, a la salida de Jaén". Exageraos estos jienenses, pensamos. Seguro que sólo es un paseo. Pues no, no exageraba. Tuvimos que tragarnos una caminata por carretera bajo un sol de justicia que no se nos olvidará jamás. Y es que el recinto ferial (¿feria de muestras o feria de abril?) parecía no existir, ¡llegamos a ver el cartel que nos despedía de Jaén! Tras preguntar en una gasolinera, nos confirman que ya nos queda poco. De hecho nos quedaba tan poco trecho como paciencia.
Pero llegamos, y esperamos la cola de rigor, no demasiado extensa. Y por cierto que era un recinto ferial de muestras, techado pero abierto por tres lados, rodeado de un horrible edificio que impedía que aquello se refrigerara lo más mínimo. Al público, con una media de edad contemporánea a la de Dylan, no parece importarle demasiado. Para eso Dios inventó la cerveza.
Quique González sale al escenario con pinta de roadie y realiza una breve actuación, tan minimalista como celebrada entre la parte más joven de la audiencia. Acompañado de acústica o piano canta canciones de soledades y hoteles y a mí no me llega lo más mínimo. Ni canta ni toca mal, pero su propuesta no me la creo, supongo que es mi eterno problema con el rock cantado en español. A las canciones rock en español le sobran sílabas.
A las 21:30 aparece el viejo Bob con su sombrero blanco y su levita negra, su imagen actual, que conjuga tan bien con el irónico título de su último disco, "Modern Times". Compruebo gratamente que Dylan tiene mejor voz y ánimo que mis recuerdos cordobeses, y conserva intacta su particular manera de versionear sus propias canciones. Dylan parece sentirse muy cómodo con su repertorio más reciente, en el que vuelve al rock, jazz y blues cincuentas, y basa gran parte de su repertorio en ese sonido, arropado por una impecable banda en la que brilla el bajista Tony Garnier con luz propia. Es él quien dirige a la banda, y el unico privilegiado a quien Bob habla y sonríe de vez en cuando. No en vano lleva con él casi dos décadas, desde 1989.
A diferencia del concierto de 2004, Dylan ocupa el centro del escenario, ligeramente escorado a la derecha. En Córdoba estaba más a la izquierda, más oculto. Quizá más deteriorado. Sigue a la pianola como entonces, pero se le ve más alegre, más activo. Ya no es ese cowboy clavado en su posición. Ya no parece tan serio, aunque su presencia siga siendo imponente.
El repertorio de esta gira es particularmente atractivo, ya que enlaza temas nuevos, clásicos de siempre y temas más oscuros o extraños, como el "Watching the river flow" inicial o ese "Things have changed" que formó parte de la banda sonora de "Jóvenes prodigiosos". Debido a mi obesión con "Bringing it all back home" celebré especialmente ese "It´s allright ma (I´m only bleeding)" que honestamente, tardé en reconocer. El público celebró, aparte del lógico tema final, esa maravilla de "Stuck inside of mobile...", que provocó la media sonrisa de Bob. De las más modernas, sonó especialmente emotiva "Workingman´s Blues # 2", que nos trae a la memoria algunos de sus grandes temas del pasado. Otras maravillas como "Lay, Lady, lay", "Highway 61 revisited" o "The Lonesome death of Hattie Carroll" sonaron tan brillantes como diferentes, y demostraron que su cancionero pasa la prueba hasta del Dylan más rebelde y pasota.
Dos horas de intenso rock and roll con una banda empeñada en motivar a un Dylan huidizo fueron la sensación de un fin de semana de tinte agridulce que provocaron, si cabe, que mis ganas de Bob aumentaran. El sábado había sido un día largo y caluroso (durante el concierto hubo amagos de asfixia y mareos, por esa mezcla de sudor y marihuana tardía), de reencuentros y emociones, que prologaron un domingo no menos caluroso e intenso. Y en medio de todo ello, Dylan y sus canciones, esas benditas canciones que ya forman parte de mí.
Por si alguno de los asistentes nos lee y tiene curiosidad, les dejo el set-list:
1. Watching The River Flow
(Bob on keyboard, Donnie on lap steel)
2. Lay, Lady, Lay
(Bob on keyboard, Donnie on pedal steel, Stu on acoustic guitar)
3. The Levee's Gonna Break
(Bob on keyboard, Donnie on electric mandolin, Tony on standup bass)
4. Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again
(Bob on keyboard, Donnie on pedal steel, Stu on acoustic guitar)
5. Moonlight
(Bob on keyboard and harp, Donnie on electric mandolin, Tony on standup bass)
6. Rollin' And Tumblin'
(Bob on keyboard, Donnie on electric mandolin)
7. Workingman's Blues #2
(Bob on keyboard, Donnie on pedal steel, Stu on acoustic guitar)
8. Things Have Changed
(Bob on keyboard, Donnie on violin)
9. The Lonesome Death Of Hattie Carroll
(Bob on keyboard, Donnie on electric mandolin, Stu on acoustic guitar, Tony on standup bass)
10. It's Alright, Ma(I'm Only Bleeding)
(Bob on keyboard, Donnie on banjo, Tony on standup bass)
11. Spirit On The Water
(Bob on keyboard and harp, Donnie on pedal steel, Tony on standup bass)
12. Highway 61 Revisited
(Bob on keyboard, Donnie on lap steel)
13. Ballad Of Hollis Brown
(Bob on keyboard, Donnie on banjo, Denny and Stu on acoustic guitars, Tony on standup bass)
14. Summer Days
(Bob on keyboa, Donnie on pedal steel, Tony on standup bass)
15. Ain't Talkin'
(Bob on keyboard, Donnie on viola, Stu on acoustic guitar, Tony on standup bass)
(encore)
16. Thunder On The Mountain
(Bob on keyboard, Donnie on lap steel)
17. Like A Rolling Stone
(Bob on keyboard, Donnie on pedal steel)
Estadio Municipal Chapín, Jerez. 8 de julio de 2008
No sé si fue más chocante el encuentro con ese personaje de Barbate, barbudo y padre del músico Jimmy que nos encontramos en el preconcierto cervecero (Cádiz es proclive a este tipo de individuos) o comprobar que el escenario estaba a un tiro de piedra de las gradas, como si de un concierto íntimo se tratara. Para hacerse una idea, el público de pie no llegó a pisar el césped, todo el espacio se limitaba a la pista de atletismo que bordea el campo de juego y al cemento que separa la pista de los asientos. Había realmente poca gente, mucha menos desde luego de la que se informa en los periódicos locales, algo que por supuesto celebré encantado. ¡Viva la incultura musical andaluza!
Enseguida nos colocamos en las primeras filas, perpendiculares a la pianola del viejo Bob. Vamos a ver hasta las manchas cutáneas de Dylan, pensamos. ¡Estamos realmente cerca! Es cierto que tal posición obliga a aguantar el fuerte olor corporal de la audiencia colindante, pero podremos superarlo. Si fuimos capaces de soportar al payaso de telonero que nos endosaron, un Hermosilla que cantó para sí mismo y se olvidó de la audiencia, seríamos capaces de cualquier cosa.
A diferencia de Jaén, la audiencia es de lo más variopinta. Ahí tenemos a un clon de Ron Jeremy, allí a un chaval despistado que nos dará la vara haciendo peticiones, como si estuviéramos en una boda; mucha camiseta de The Rolling Stones (¿quizá la única rockera que tienen?), algunos guiris de esos que se hacen toda la gira, clientes del hotel pegado al estadio, viendo de gorra el espectáculo, y en general más gente joven de lo esperado. Los tiempos no están cambiando tanto, después de todo.
Las sensaciones de este concierto fueron muy diferentes al del sábado, entre otras cosas porque nos juntamos dieciséis amigos de diferente procedencia (muchos no se conocían entre ellos) que convirtieron aquella experiencia en única. Como si se mezclaran mundos incompatibles entre sí, como si diferentes dimensiones se intercalaran por culpa de un error del continuo espacio-tiempo que diría Doc Brown... Todo está conectao, está claro. De principio a fin fue una fiesta y una risa continua, en parte por los nervios de tener a esa leyenda tan cerca, en parte por la situación, en parte por la propia Jerez, tan ajena a un espectáculo de estas características. Comprobamos sorprendidos que los socios del Xerez Club Deportivo pueden entrar gratis. Es tarde para avisar a mi primo.
Sobre el concierto, me encantó que tocara hasta ¡diez! temas distintos al concierto anterior. Con la misma energía y alegría o más que el show del aceite, Zimmerman impresionó con su carisma y con algunas interpretaciones fieles, como la maravillosa "Masters of War", larga y doliente como una plegaria. Aplaudí especialmente los dos temazos del "Blood on the tracks", que pude reconocer sin problemas a pesar de que se parecían a las originales como un huevo a una castaña, y esa bella "Nettie Moore", que destaca entre el repertorio de "Modern Times".
La banda, de nuevo, estuvo a la altura de la leyenda, y Bob como siempre fue a lo suyo, genial e imprevisible, con una versión rarísima de "Girl of the north country", despistando a una audiencia que sólo pareció reaccionar al unísono con el final de "Like a rolling stone". Un himno para terminar una noche de alegría y rock and roll, amistad y cervezas. Y eso que no pude coincidir ni con Jony ni con Javistone, cuya existencia empiezo a pensar que es una leyenda urbana. La próxima vez será.
A la salida vimos a Kiko Veneno que quizá se quedara con ganas del "Stuck inside". Tenías que haber ido a Jaén, amigo. De nuevo, si tenéis curiosidad, aquí tenéis el repertorio:
1. Leopard-Skin Pill-Box Hat
2. If You See Her, Say Hello
3. Rollin' And Tumblin'
4. Tangled Up In Blue
5. The Levee's Gonna Break
6. Mississippi
7. John Brown
8. Honest With Me
9. Girl Of The North Country
10. It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)
11. Beyond The Horizon
12. Highway 61 Revisited
13. Nettie Moore
14. Summer Days
15. Masters Of War
(encore)
16. Thunder On The Mountain
17. Like A Rolling Stone
Y de regalo, este vídeo de la voz digital con imágenes de los accesos al estadio. Que me dejen colgarlo es lo mínimo que pueden hacer, después de que a la salida del concierto sirviera de fuente directa para la crónica del periódico, de cuyas erratas por cierto no me responsabilizo.