domingo, 1 de julio de 2007

Trois petites notes (2): Vender jazz por los ojos [I]

Obsesionada como ando últimamente por el diseño gráfico, me ha fascinado la historia del encuentro del arte gráfico y la música, operado en los años 40 sobre todo en la venta de discos de jazz. La historia de cómo el cartelismo contribuyó a la integración cultural del jazz, y de cómo a su vez la industria discográfica se convirtió en un banco de pruebas de infinitas posibilidades para la gráfica publicitaria. La historia de las carátulas de los discos, en definitiva.



Éste es el hombre que lo empezó todo allá por 1939, cuando apenas empezaba a trabajar para la Columbia. El que inventó el concepto mismo de carátula. Alex Steinweiss convenció a su jefe de que los discos venderían mejor si el propio folder de cartón que los protegía se convertía en anuncio y vehículo de comunicación sobre la música que contenían, en vez de parecer (en sus propias palabras) 'una lápida de cementerio'. Y, una vez lograda la aprobación de los directivos de Columbia, puso manos a la obra su oficio y su talento de diseñador gráfico recién licenciado. Su rediseño de la portada de la Novena Sinfonía de Beethoven disparó las ventas del disco, y Steinweiss recibió carta blanca para ilustrar cualquier disco de la compañía. Al acabar la segunda guerra mundial, no quedaba ni una sola compañía discográfica por copiar la idea pionera de la Columbia Records, mientras Steinweiss perfeccionaba el sistema para producir carátulas a escala industrial.

El estilo de Steinweiss, que durante años fue el diseñador principal de la Columbia, es fácil de identificar. En la tradición de los mejores cartelistas europeos, fundamentalmente franceses y alemanes, capitalizó la estética visual de los movimientos pictóricos de vanguardia para la publicidad. Sus diseños, que se caracterizan por un sentido infalible de la composición global, aúnan perfectamente imagen y tipografía, emplean fundamentalmente colores planos y evocan generalmente la técnica del collage.













Si las influencias de Steinweiss habría que buscarlas en las obras de Braque o Juan Gris, David Stone Martin trae fácilmente a la memoria el trazo de un Toulouse Lautrec, o de dibujantes expresionistas como Egon Schiele o Lucien Freud. Su ilustración de trazo fluido en tinta con áreas planas de colores llamativos, que trataba sobre todo de evocar una atmófera, tuvo una influencia perdurable que se puede detectar con claridad nada menos que en los trabajos posteriores de Andy Warhol para algunos discos de Kenny Burrell. Stone Martin era íntimo amigo del productor más inteligente que ha conocido la historia del jazz, Norman Granz, de modo que trabajó para Clef (la compañía dirigida por Granz) y luego para Verve, fundada por éste al abandonar Clef. Verve era (y es) perfectamente consciente de que el talento gráfico de David Stone Martin suponía un valor añadido para sus productos, y por eso es también el único diseñador de los años 40 y 50 cuya obra se ha reproducido siempre con la reedición de los discos que ilustró en su lanzamiento original.













Y luego está Jim Flora, que no se parece a nadie. A Flora lo reclutó el propio Steinweiss para la Columbia cuando ascendió en la jerarquía, y luego trabajó sobre todo para RCA. Las carátulas de este diseñador son inconfundibles, en su afortunada síntesis de gráfica humorística y siniestra, diseño de influencias precolombinas pasado por el filtro del pop art hasta recalar en una estética muy afín al cómic. Carátulas rebosantes de energía y dinamismo, que comunicaban el espíritu más lúdico del jazz, a años luz del estilo sobrio y minimalista que acabaría por imponer el sello Blue Note poco después como seña de identidad de este género musical en su totalidad. Pero ésa es una historia posterior.













Confieso que me he de contener para no postear todas las carátulas que tengo de Jim Flora, que son de un delirante que me encanta. Pero encontraréis más en la web que le está dedicada: http://jimflora.com/gallery/albums/index.html. Que os gusten.

La historia de la evolución de las portadas de los discos de jazz con la introducción de la fotografía y de la influencia dominante de los diseños de Blue Note ya la contaremos en otra ocasión.

3 comentarios:

Adso dijo...

¡Genial! Yo siempre tengo la idea de que el jazz, en general, tiene portadas muy serias y sobrias. No tenía mucha idea de todo lo que cuentas. Eso sí, siempre he sido un gran fan de las portadas del rock, en especial las de Hipgnosis, que diseñó la de grupos como Pink Floyd y Led Zeppelin, entre muchos otros.

Realice dijo...

Lo de las portadas serias y sobrias es el capítulo dos :). 'Cómo el jazz pasó de Jim Flora a sus antípodas', podría titularse. O de cómo el jazz se convirtió en la música de los intelectuales... que es la misma historia.

Las carátulas de Led Zeppelin (del I, II, III y IV, quiero decir) siempre me han parecido una rareza en su género. Y la del Dark side of the moon puede que sea la carátula singular (no un cierto estilo gráfico, sino una portada en particular) más venerada de la historia del rock, ¿no?

José Viruete dijo...

Cojonuda galería!