sábado, 7 de julio de 2007

Cómics encadenados (1). Capitán Marvel



Siempre he sentido cierta predilección por los personajes con mala suerte, marginales, perdedores con dificultades de integración... Sobre todo si tienen el mayor potencial del mundo y este se desaprovecha por causas ajenas a él mismo, por razones que nadie entiende en realidad.
En ese sentido, nada más atractivo que un superhombre con mala fortuna. De todos ellos, pocos superhéroes se me ocurren con peor suerte que el Capitán Marvel. Tanto en la ficción como en la realidad. Ya desde su creación... ¡tuvo problemas con su propio nombre! Y es que para la gran masa, el Capitán Maravilla es Shazam, el superhéroe de DC, el tipo con las iniciales y habilidades de los dioses griegos, con el rayo en el pecho, la capita ridícula amarilla y con aquellas películas horterillas de los años cuarenta. Durante años hubo peleas por el tema de los derechos, pero para la posteridad y al margen de temas legales, el Capitán Marvel es el de DC. Prueba a introducir "Capitán Marvel" en google, y verás que hay más entradas referentes al tipo de la capa, que en DC no pasaba de ser un Supermán de segunda fila.

¿Pero qué pasa con el superhéroe que toma el nombre de toda una editorial? Se supone que iba a ser el personaje estrella, el "supermán" de la Marvel, (con quien guarda curiosas coincidencias argumentales, por cierto) y no un superhéroe con dificultades reales para llegar al público. Si funcionó con Kar-el y esa versión pop de Jesucristo, ¿por qué no con Mar-vell, hijo del imperio Kree, que vino a la Tierra en tareas de espionaje en vistas a una futura conquista y terminó por convertirse en su mayor defensor? Eso mismo debieron preguntarse sus creadores, y de ahí tantos cambios y nuevas situaciones que afrontar, y por tanto, dificultades. Si algo no funciona, pónselo difícil al protagonista.

Como diríamos en Viruete.com, el Quique más poderoso del universo

Pocas veces los guionistas de la Marvel se han ensañado tanto con un personaje como con el Capitán Marvel. Y es que desde sus comienzos, su andadura estuvo plagada de putadas. Para empezar, su amada, la oficial Kree llamada Una, muere por culpa de la traición del comandante Yon-rogg (no, no me estoy inventando los nombres), algo que sin duda le marcará de por vida. Después, ya convertido en defensor cósmico de la Tierra tendrá que ir en contra de su propio pueblo, que no entiende a qué viene ese cariño hacia los terrícolas.


Una de las cuestiones en las que este héroe fue peor tratado es en la cuestión de sus poderes, que no siempre conserva o que depende de otros para poder desarrollar. Que si un enemigo le da la capacidad de volar por el espacio, que si unos brazaletes kree le dan superfuerza en la Tierra, etc. El mejor de todos los poderes es el de la consciencia cósmica (estamos en los 70´s, en plena era acuario), un poco a la manera del cerebro del profesor Xavier en Xmen, pero en plan rollo galáctico-espiritual. Aunque toda la historia de los poderes adquiridos y perdidos se relaciona con la salida de su planeta origen, hay que reconocer que queda un poco cutre que un titán como él cambie tanto de habilidades especiales. ¿Una manera de intentar reencauzar unas malas ventas rediseñando el personaje?
Rick Jones, lo que le faltaba eran unos brazaletes cósmicos


Sin embargo, de todas las humillaciones posibles que un ser todopoderoso puede sufrir, su asunto con las nega-bandas se lleva la palma. Y es que durante una temporada (mi favorita y la más conocida) el Capitán Marvel se hallaba encerrado en otra dimensión, la Zona negativa, y para poder aparecer por la nuestra necesitaba que un chaval, Rick Jones (antiguo stalker del Capitán América) entrechocara dos brazaletes cósmicos llamados negabandas, para que ambos se intercambiaran sus átomos, y por tanto sus posiciones. El Capitán Marvel y Rick Jones estaban unidos de manera empática por esas negabandas, por lo que, al igual que los gemelos, sabían cómo se sentía el otro en cada momento. Demasiado sensible para los chavales americanos, que sólo querían ver mamporros y explosiones. Siempre me he preguntado que haría (sobre todo Rick, claro) cuando estuviera encerrado en la Zona Negativa. No, no creo que pudiera hacer eso que estás pensando.





Por si esto no fuera suficiente, el Capitán Marvel se convirtió en el primer superhéroe en morir de cáncer (sin hacer trampas, como Supermán, que este jamás regresó), en un emotivo último número, creado por Jim Starlin, que reunió a todos los superhéroes de Marvel y supuso todo un homenaje a un héroe que jamás vendió demasiado (eso y no el gas nervioso fue el culpable de su muerte). Una historia que, irónicamente, humanizó a un personaje demasiado distante para el público, que sólo pudo identificarse con él en su triste final.


Últimas viñetas del Capitán Marvel. Descanse en paz.


Quizás el problema del Capitán Marvel fue que nació demasiado tarde, en una era en la que los chavales se identificaban con aquel empollón apocado que por la noche surcaba los cielos con su telaraña, o con una panda de inadaptados sociales con una x en su cinturón, y no con un semidios que dependía de un imberbe para poder aparecer por la Tierra. Un personaje que libraba batallas cósmicas con dioses de otras galaxias, que no tenían ningún referente real, y que como Silver Surfer, cambió su conciencia guerrera por su misticismo bienentencionado (cuanta maría consumida, por favor). Pero a diferencia de Estela Plateada, el capitán no tenía tabla de surf galáctica. En cualquier caso, y como estos de Marvel siempre tienen un as en la manga, volver no volvió, pero dejó un hijo para modernizar al personaje. Genis-Vell, que así se llamó el vástago, fue el primer superhéroe nacido a través de la fecundación in vitro galáctica, ya que nació después del fallecimiento de su padre.

Como muchos de vosotros, durante años pensé que el Capitán Marvel era uno de los superhéroes más importantes de la Casa de las ideas, uno de los títulos señeros de la editorial. En aquellos tiempos no era tan fácil acceder a datos de ventas, popularidad y demás. Supongo que era algo parecido a la época en la que a un Elvis decadente le hacían creer, escondido en el coche bajo una manta, que debía ocultarse de un ejército de admiradoras expectantes en la puerta, cuando la realidad era bien distinta, y casi nadie conocía ya al rey del rock. Ahora se está especulando con la posibilidad de hacer un film, pero claro, se refieren al Capitán Marvel de DC. Así las cosas, yo siempre he sentido un cariño especial por él, durante una temporada me obsesionó su indumentaria rojinegra (en contraposición a su traje verdiblanco de guerrero Kree) y fantaseé con convertirme en Rick Jones para levantar mis brazos, y entrechocar los brazaletes para liberar al defensor de la Tierra. Aun a riesgo de aburrirme como una ostra en la zona negativa.

3 comentarios:

José Viruete dijo...

Lo mejor del Capitán Marvel, su traje, que siempre me ha parecido precioso, un diseño magnífico

Rafael P. dijo...

Recuerdo cómo me impactó de pequeño el leer la muerte del Capitán Marvel.
Yo siempre he considerado a éste como el auténtico Marvel. De hecho, cuando conocí al de DC me pareció un descaro, hasta que me enteré de que es anterior.
Aún así, el de la casa de las ideas para mí es el genuino y su muerte me ha parecido de las más dramáticas que he leído (junto a la de Harry Osborn), más aún cuando estábamos en una época en que uno moría para siempre.

Un apunte: ¿Rick Jones no es el que iba también con Bruce Banner?

Adso dijo...

Sí, Rafa, Rick Jones estuvo con el Capitán América, el Capitán Marvel y Bruce Banner. Un culo de mal asiento (ya, ya sé que se podrían hacer muchos chistes fáciles).
En cuanto a la muerte del Capitán Marvel, sí, es un cómic realmente grande.